Hasta siempre, presidente

Día de luto y hondo pesar en el Monte Real Club de Yates de Bayona por el fallecimiento, a los 99 años, de Don Rafael Olmedo Limeses, presidente del club durante los últimos 40 años.

Definido por muchos como una persona extremadamente educada, humilde, cariñosa y atenta, el adiós a Don Rafael supone la desaparición de un líder ejemplar, bajo cuya presidencia, el Monte Real se convirtió en una de las organizaciones náuticas con más prestigio internacional, referente indiscutible en el mundo de la vela.

Bajo el timón de Olmedo Limeses, el club baionés organizó grandes competiciones de cruceros, como la Regata del Descubrimiento Bermudas-Bayona, varias Lymington-Baiona, varios campeonatos de España y un gran número de Match Race. Se convirtió, además, en el primer club español en presentar, en 1989, un desafío en la competición más antigua del mundo, la Copa América de Vela, a la que el Monte Real se presentaría en dos ocasiones más.

A lo largo de su prolífica vida, Don Rafael Olmedo fue reconocido con la Cruz al Mérito Naval, la Medalla de Oro de la Federación Española de Vela, la Medalla de Bronce del Mérito Deportivo y el Premio al Mérito Deportivo. Fue nombrado, además, hijo predilecto de la villa de Baiona, por haber transformado a la localidad en un referente internacional de la vela y el turismo náutico.

En 2013, cuando Olmedo cumplió 40 años al frente del Monte Real, la junta directiva decidió ponerle su nombre al mástil de señales del club, en reconocimiento a su enorme dedicación y esfuerzo. Hoy, sus banderas ondean a media asta en señal de luto.

Descanse en paz, presidente.

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El Monte Real Club de Yates cumple medio siglo de vida

· Desde su nacimiento, el 24 de marzo de 1965 en Baiona, el club ha protagonizado algunos de los capítulos más importantes de la vela en España

· El fomento del turismo náutico internacional y la organización de regatas siguen siendo, 50 años después de su creación, sus principales objetivos

· Dos de sus competiciones más emblemáticas, el Trofeo Príncipe de Asturias y el Trofeo Conde de Gondomar, están también de aniversario en este 2015

Corría el año 1964 cuando en Baiona se creó el Erizana Yachting Club Internacional, germen de lo que apenas un año después,  el 24 de marzo de 1965, se convertiría en el Monte Real Club Internacional de Yachting Bayona La Real. Nacía entonces uno de los clubs náuticos más prestigiosos del mundo, destinado a protagonizar algunos de los capítulos más importantes de la vela en España.

Aunque el nombre fue evolucionando hasta el actual Monte Real Club de Yates, la filosofía con la que fue fundado sigue intacta. Está basada en dos premisas fundamentales: el fomento del turismo náutico internacional y la organización de regatas.

A lo largo de sus 50 años de historia, el MRCYB ha protagonizado algunos de los capítulos más importantes de la vela en nuestro país. En 1989 el club tomó una decisión sin precedentes en el panorama náutico español, la de lanzar un desafío a la Copa América de Vela, a la que presentaría un total de tres veces, los años 1992, 1995 y 2000.

Ha impulsado, también, varias ediciones de la regata Lymington-Baiona, campeonatos de Europa y del Mundo, y numerosas regatas internacionales de Match Race de grado uno, en las que participaron los mejores patrones del mundo. Además, todos los años, desde 1986, organiza una de las competiciones más importantes de la vela en España, el Trofeo Príncipe de Asturias.

EL PRÍNCIPE DE ASTURIAS Y EL CONDE DE GONDOMAR TAMBIÉN DE ANIVERSARIO

En este 2015 también están de aniversario dos de las regatas más emblemáticas del Monte Real Club de Yates, el Trofeo Príncipe de Asturias y el Trofeo Conde de Gondomar, que cumplen 30 y 40 años respectivamente.

El Trofeo Príncipe de Asturias comenzó a celebrarse en 1986, coincidiendo con la presencia del por aquel entonces heredero al trono, Don Felipe de Borbón, en la Escuela Naval Militar de Marín. El hoy en día Rey de España participó como regatista en esa primera edición y fue nombrado Presidente de Honor del Monte Real Club de Yates, un título que ostenta desde entonces.

Otro de los trofeos más carismáticos del club, el Conde de Gondomar, está también de aniversario en este 2015. La competición se creó hace 40 años, en 1976, y desde entonces se celebra de forma ininterrumpida. Incluye uno de las pruebas más atractivas para la vela crucero en España, el recorrido Baiona-Finisterre-Baiona, de más de 100 millas de distancia.

UN CLUB MERECEDOR DE NUMEROSAS DISTINCIONES

Situado en un enclave privilegiado, en la bahía de Baiona, a escasas millas de las Islas Cíes, el Monte Real Club de Yates ha sido merecedor de importantes distinciones.

El ayuntamiento de Baiona le concedió al club la Medalla de Oro de la Real Villa, y su presidente desde hace 40 años, Don Rafael Olmedo, ha sido nombrado hijo adoptivo del municipio. El interés del Monte Real por el respeto y el cuidado del medio ambiente le han hecho merecedor, de forma ininterrumpida desde el año 1993, de la bandera azul.

El año pasado, el MRCYB se convirtió, además, en el único club náutico de España en ser distinguido por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) por su trabajo en la eliminación de barreras arquitectónicas y su atención a las personas con discapacidad.

TURISMO, COMPETICIÓN Y TAMBIÉN FORMACIÓN

Además de fomentar el turismo náutico internacional, atrayendo a las costas gallegas a numerosos barcos de las más diversas nacionalidades, y de organizar algunas de las más prestigiosas regatas del panorama español, el Monte Real Club de Yates tiene un tercer gran objetivo: transmitir a las nuevas generaciones el amor por la náutica y los valores del deporte de la vela.

El club baionés cuenta con una Escuela de Vela en la que se forman un gran número de alumnos, de todas las edades y condiciones. En ella se puede aprender tanto vela ligera como vela crucero, para llegar a competir o simplemente para disfrutar del mar. Cuenta además con un apartado de vela adaptada, creado para que las personas con algún tipo de discapacidad puedan navegar en igualdad de condiciones.

Las escuelas de vela y el futuro de la náutica, por Miguel Lago

Desde hace ya muchos años el MRCYB ha hecho una apuesta decidida por la vela de base. Las razones de esta decisión son múltiples y diversas, y muchas de ellas tienen que ver con circunstancias que van más allá de las puramente deportivas.

Todos los clubes náuticos tienen en sus estatutos, como uno de sus principales objetivos, la promoción de las actividades náuticas. En el caso del MRCYB, la apuesta ha sido por la vela, por arraigo, por tradición y por todos los valores que aporta.

Esta labor de promoción desde los clubes es de gran importancia, ya que son las únicas entidades relacionadas con la náutica que la realizan a día de hoy. Una gran marina comercial puede disponer de unas magníficas instalaciones, pero su finalidad es prestar servicios a los barcos y armadores que allí amarran sus barcos o bien van en tránsito. Pero para que esa marina se pueda llenar de barcos, son los clubes los que tienen que realizar un trabajo previo, generando afición al mar entre la gente, a través de sus escuelas deportivas.

Esta labor de promoción por parte de los clubes náuticos tiene una gran relevancia para las marinas y la industria náutica en general, y , desgraciadamente, no siempre es reconocida por las administraciones.

Las escuelas de vela son de vital importancia también para la propia existencia de un club, ya que si los niños de hoy, que regirán la entidad en el futuro, no tienen afición al mar, su esencia queda totalmente desvirtuada. Todos conocemos clubes que han derivado en entidades puramente sociales, sin práctica vinculación con el mar, por falta de afición de sus socios.

En el caso del MRCYB tenemos además una obligación añadida, la de dar a conocer a los niños y jóvenes de la maravillosa villa marinera de Baiona, una visión diferente de la que, por tradición familiar, puedan tener del mar, ese mar que se lleva a abuelos, padres y hermanos durante mucho tiempo, y, en ocasiones, para no regresar jamás.

Nuestro objetivo es darles una nueva perspectiva, y que los niños comprendan que además de su dureza, el mar también aporta valores como el compañerismo, el esfuerzo, el trabajo en equipo y la amistad, sin olvidarnos de una cosa muy importante: ¡navegar es terriblemente divertido!

Miguel Lago, Comodoro del MRCYB

Vela para todos, por Carlos Rúa

Hace dos años, cuando se me encomendó la tarea de dirigir la Escuela de Vela del MRCYB, la hoja de ruta que recibí desde la directiva del club tenía unas directrices muy claras y un gran objetivo que cumplir: “Vela para todos”. Apenas tres palabras que escondían – y esconden- muchas aspiraciones y sueños. Todo un reto que acepté sin dudar un solo segundo.

Conseguir acercar a la náutica al mayor número de personas posible es un trabajo difícil pero no imposible, y desde el Monte Real trabajamos a diario para lograrlo. Queremos ofrecerle a todo el mundo la posibilidad de adentrarse en el mundo de la vela porque tenemos la certeza de que, una vez lo conozcan, acabarán sintiendo la misma pasión que nosotros por este deporte.

Esto es algo que vemos muy claramente en los niños que empiezan a navegar en nuestros cursos de iniciación. Muchos llegan con miedo – porque es algo que nunca han probado y es un mundo completamente desconocido para ellos- , pero ese miedo se transforma rápidamente en ilusión, la ilusión en emoción y, casi sin darnos cuenta, quedan atrapados por la magia del mar y las sensaciones que la vela produce en ellos. Hablo de niños, pero con los adultos pasa exactamente lo mismo.

Unos y otros tienen, en la Escuela de Vela del Monte Real, la posibilidad de subirse a un barco y salir a navegar cuando y como quieran. Para los niños tenemos cursos de vela ligera, tanto en clases individuales como en clases dobles, durante la semana o el fin de semana. También hay cursos de vela ligera para adultos, una iniciativa que hemos lanzado este mismo año y que está teniendo muy buena aceptación. Los mayores pueden navegar además en crucero, para aprender o por placer, con amigos o familia. Organizamos bautismos de mar, escapadas a las Islas Cíes, salidas de grupo para navegar por la bahía…y en nuestra Escuela de Vela Adaptada recibimos a grupos de personas con algún tipo de discapacidad, para que disfruten de la navegación en igualdad de condiciones, en nuestros barcos adaptados.

Vela para todos, y a todos los niveles. Ese era el objetivo con el que se idearon todas nuestras propuestas de cursos y actividades, y esa es la filosofía con la que trabajamos a diario. La hoja de ruta está muy bien definida y el primer paso es informar, dar a conocer nuestras actividades,  y desmitificar la idea de que la vela es un deporte caro (tenemos cursos desde 20 euros al mes). Después está la tarea de hacerles llegar a los padres y madres todos los beneficios que la vela les puede aportar a sus hijos, no solo a nivel deportivo, sino también personal. Los pequeños viven nuevas experiencias, ganan confianza en sí mismos y entablan amistades con otros niños, relaciones que en muchos casos trascienden más allá de la actividad deportiva.

Los cursos que damos a estos “pequeños grumetes” es una de las cosas que más satisfacciones nos dan a los entrenadores, porque podemos acompañarlos en su evolución desde que se suben por vez primera a un barco y van pasando por las diferentes clases. En el Monte Real pueden navegar en Optimist, en Cadete, en 420…y los que quieran, también pueden empezar a competir, algo que siempre les emociona.

Hace muchos años, cuando empecé en el mundo de la vela, nunca hubiera imaginado que todas esas maravillosas sensaciones que experimenté en mis comienzos podría vivirlas ahora a través de nuestros alumnos. Es, sin duda, uno de los motivos que me animan a seguir trabajando para hacer de este deporte un deporte para todos.

Carlos Rúa, responsable de la Escuela de Vela del MRCYB

«En Galicia tenemos un buen número de regatas para que los niños puedan formarse y coger experiencia»

ENTREVISTA A CARLOS HERNÁNDEZ · ENTRENADOR DE CLASES DOBLES

Quien no avanza, retrocede. Lo dice el refranero, y también los entrenadores de la Escuela de Vela del Monte Real Club de Yates para animar a sus alumnos a seguir dando pasos en el mundo de la vela.

La evolución por las distintas clases náuticas es algo muy recomendado para el aprendizaje de todos los niños y niñas, y el club baionés les ofrece esa posibilidad desde hace años. Una vez superada la fase de clase Optimist, pueden saltar a las clases dobles, y entrenar en Cadete o 420.

Es ahí donde entra en juego la figura de Carlos Hernández, uno de los instructores más experimentados del Monte Real. Técnico de Nivel 2 por la Federación Gallega de Vela, lleva casi una década trabajando en la Escuela de Vela del Monte Real, en donde está considerado un entrenador todoterreno.

En la actualidad eres el responsable de los entrenamientos de las clases dobles del Monte Real, en las que los chicos y chicas que llevaban años navegando en solitario, empiezan a navegar con un compañero. ¿Cómo viven ese cambio?

El cambio de navegar solo a navegar con un compañero lo suelen afrontar con muchas ganas e  ilusión, aunque es un cambio muy importante a nivel personal y deportivo.

El navegar con un compañero implica pasar muchas horas con él,  en el mar y fuera de él. Esto les ayuda a abrirse a los demás y superar la timidez. Además fomenta la necesidad de colaborar por encima del individualismo. Les hace reconocer, aceptar y respetar que existe alguien que sabe más que él, les ayuda a compartir triunfos y derrotas y a disfrutar de los sentimientos intrínsecos a formar parte de un equipo, como la necesidad de ayudarse para conseguir un objetivo común.

En el Monte Real ofrecéis la posibilidad de entrenar en cadete o 420. Cuéntanos, ¿cuáles son las diferencias a la hora de navegar y qué prefieren los chicos?

Las diferencias son considerables ya que el 420 es un barco mucho más complejo, a nivel técnico y a nivel físico. Podríamos decir que el cadete es un barco de iniciación a clases dobles y el 420 de perfeccionamiento. Éste tiene unas formas más redondeadas y planas que aseguran unos buenos planeos y alto rendimiento con vientos en popa, y el hecho de tener trapecio lo hace un poco más complicado que el cadete.

Nosotros, en el Monte Real, estamos utilizando el cadete como paso intermedio entre el Optimist y el 420, lo que nos permite que los niños que acaban su etapa en Optimist puedan navegar en este barco el tiempo necesario para adquirir la destreza y experiencia necesaria para dar el paso al 420. Aunque a algunos niños les gustaría dar el paso del Optimist al 420, saltándose el cadete, estamos trabajando para que entiendan que este paso intermedio es algo que les beneficia.

Durante muchos años, la clase cadete estuvo un tanto abandonada en Galicia, pero en los últimos años parece que empieza a remontar con fuerza, ¿a qué crees que se debe este aumento del interés?

Fundamentalmente porque sigue siendo una muy buena clase para los niños que dejan el Optimist y se quieren pasar a clases dobles. Es un barco en el que aprender a manejar tres velas,  y sobre todo a navegar con un compañero y a trabajar en equipo.Por suerte la mayoría de clubes de Galicia disponen de un buen número de barcos, lo que les permite a los niños tener a su disposición estos barcos con casi nada de coste adicional.

A nivel nacional de momento no tenemos competiciones ya que hay muy pocas comunidades que naveguen en estos barcos. Pero aquí en Galicia, gracias al Monte Real y a otros clubs que siguen apostando por esta clase, tenemos un buen número de regatas para que los niños puedan formarse y coger experiencia.

Lo que está claro, como dices, es que la clase cadete es perfecta para que los jóvenes empiecen a navegar en equipo, como una tripulación, y se preparen para las clases superiores. ¿Qué porcentaje de alumnos se animan a dar el salto a embarcaciones más grandes?

El porcentaje es bastante alto, ya que cuando un niño ha finalizado su etapa en cadete normalmente lleva varios años navegando en esta y otras clases, por lo que la pasión por este deporte ya le ha cautivado.La mayoría acaban compitiendo, ya sea a nivel regional, nacional o internacional. En España, por desgracia, el mundo de la vela, sobre todo en edad infantil, aún tiene mucho que avanzar, para conseguir que haya más competiciones a estos niveles.

Nosotros desde el Monte Real siempre animamos a nuestros regatistas a que sigan avanzando, ya que consideramos que el deporte en general, y la vela en particular, es un muy buen complemento para ellos, para sus vidas y su evolución personal.

La mayoría de los alumnos a los que das clase y entrenas en el club son chicos y chicas, muy jóvenes, pero estáis empezando también a impartir cursos de vela ligera para adultos. Háblanos de este proyecto.

Es un proyecto que hemos iniciado este año y que creemos que nos traerá muchas alegrías, ya que los adultos que querían  iniciarse, seguir aprendiendo  o simplemente disfrutar de la navegación estaban casi condenados a navegar en barcos grandes (cruceros). Es por eso que hemos ofrecido la posibilidad de hacerlo también en barcos de vela ligera, en los que las sensaciones son muy distintas a un crucero. El Monte Real ha puesto a la disposición de las personas adultas 3 clases de barcos de vela ligera: individual (Laser), doble (Filibustero), y colectivo (Omega), para abarcar varias posibilidades.

Esta propuesta también ha sido pensada para todos aquellos padres y madres que cada fin de semana traen a sus hijos a navegar, puedan disfrutar del mar y practicar el mismo deporte que sus hijos, algo que creemos que mejora la relación paterno filial. Llevamos apenas un mes y el interés va en aumento. Ya tenemos un buen número de adultos que se han inscrito y que están muy satisfechos con la decisión.

Es una entrevista de Rosana Calvo

Si tenéis alguna pregunta para Carlos podéis escribirnos a prensa@mrcyb.com y se la transladaremos

«Todo aquel que lo desee puede aprender a navegar en el MRCYB»

ENTREVISTA A VICTOR CALVIÑO · ENTRENADOR DE VELA CRUCERO DEL MRCYB

Técnico de Vela por la Federación Gallega de Vela, Diplomado en Dirección Técnica Deportiva, oficial y juez de regatas, Víctor Calviño es, además, el entrenador responsable de los Cursos de Vela Crucero que se imparten a lo largo de todo el año en el Monte Real Club de Yates.

Son cursos destinados a personas que quieren aprender a navegar, mejorar su técnica, o simplemente disfrutar de unas horas en el mar. Las salidas, de varias horas de duración, se hacen en los Fígaros del club y en ellas se aprenden todo tipo de cuestiones relacionadas con la náutica.

Víctor, cuéntanos, ¿cuál es el perfil de gente que asiste a los Cursos de Vela Crucero del Monte Real?

Hay gente de todo tipo. Vienen estudiantes, médicos, funcionarios, empresarios…y de todas las edades. He tenido alumnos desde los 16 hasta los 60 años. Los perfiles son muy variados, y además vienen con objetivos muy distintos.

Hay quien busca conocer un poco este mundillo, porque nunca ha tenido la oportunidad de navegar, y otros lo que quieren es perfeccionar su técnica o incluso someterse a una disciplina de trabajo en equipo.

Muchos han navegado ya en alguna ocasión, pero no llegaron a descubrir o a comprender la física de la navegación, y ahí es donde entramos los entrenadores, adaptándonos a los niveles de nuestros alumnos y ofreciéndoles los conocimientos que buscan o necesitan.

Una gran mayoría de la gente que practica vela empezó a hacerlo de pequeña, cuando eran niños. ¿Existen mayores dificultades para aquellos que quieren aprender a navegar cuando ya tienen cierta edad?

Realmente, en la actualidad, en los cursos de vela crucero tenemos un porcentaje muy bajo de personas que hayan empezado a navegar de pequeños. Precisamente suele venir gente que no tuvo esa oportunidad de niño y que ahora quiere probar esa experiencia.

Y lo cierto es que no tienen grandes dificultades a la hora de aprender. Por dos motivos, porque nuestro sistema de enseñanza se adapta a todas las edades y niveles, y porque vienen muy motivados. Quieren aprender y divertirse navegando, y eso es muy positivo a la hora de desarrollar la actividad.

¿Qué les enseñas en tus cursos? Explícanos cómo se desarrolla un día de navegación en uno de los Cursos de Vela Crucero del Monte Real.

Los cursos realmente dependen de los alumnos, y del  nivel con el que llegan al club, porque no es lo mismo enseñar a alguien que no ha navegado nunca que al que ya tiene algunas nociones, o al que realmente lo que busca es mejorar su técnica. Por eso trabajamos siempre con objetivos relacionados con nivel del alumno.

Lo primero que intentamos enseñarles es cómo influye el comportamiento de la física en el deporte de la vela, para que puedan entender bien cómo se navega y cómo afecta el viento en los distintos rumbos.Una vez que han aprendido los conceptos básicos, se les enseña cómo montar el barco para los diferentes vientos y algunas técnicas de navegación. Y partir de ahí…¡a navegar! Porque el marino se hace navegando.Ellos aprenden bastante rápido, casi sin darse cuenta, y nosotros vamos adaptándonos a su evolución.

Son cursos que realizáis durante todo el año, pero cambian un poco según la estación, ¿no?

Sí, son cursos que se imparten todo el año y no hay mucha variación, salvo en la meteorología. En verano el tiempo ayuda más, pero en el invierno los alumnos tienen otras ventajas, como por ejemplo, la flexibilidad en cuanto a horarios.Por motivos de trabajo, no todo el mundo puede navegar a las mismas horas, y en el Monte Real ofrecemos cursos varios días a la semana, y a diferentes horas, para que los alumnos puedan realizarlos cuando más les convenga.

La libertad es casi absoluta. Si hay un grupo que quiera realizar un curso en un horario determinado, pues nos adaptamos a sus necesidades, a sus pretensiones y al número de participantes. Es muy difícil que alguien que quiera navegar no pueda hacerlo en el Monte Real cuando y como quiera. Las posibilidades para practicar vela en el club son muy amplias.

Además de a gente que quiere aprender, también entrenas a regatistas que quieren mejorar su técnica, o quieren practicar en uno de los barcos del club… ¿Qué se le ofrece a este perfil de usuario?

Efectivamente, yo entreno a regatistas de diferentes niveles. El nivel de estos deportistas es muy variado y con objetivos distintos. Algunos buscan mejorar su técnica, otros su táctica de regata y los hay incluso que lo que buscan es conocer e interpretar el Reglamento de Regatas a Vela. A este tipo de alumnos, dependiendo de sus necesidades, se les prepara un campo de regatas con sus balizas y procedimientos oficiales, e incluso disponen de juez con conocimientos de Match Race para realizar “juicio directo” en el agua o resolver cualquier protesta o duda sobre el reglamento.

Como las necesidades son muy variadas, el sistema de enseñanza también. Hay regatistas que necesitan navegar más con sus tripulaciones para conseguir una mayor coordinación entre ellos y otros buscan mejorar su táctica de regata de forma individual. Para ello  disponemos de varias metodologías aplicadas a regatas de distinto nivel, tanto de flota como de Match Race o “barco contra barco”.

Es una entrevista de Rosana Calvo

Si quieres hacerle alguna pregunta a Víctor, puedes escribirnos a prensa@mrcyb.com y se la transladaremos

«La vela supera todo tipo de obstáculos. Aquí no hay barreras, solo nuevas oportunidades que mostrar a las personas con discapacidad»

ENTREVISTA A DAVID FONTÁN · ENTRENADOR DE VELA ADAPTADA DEL MRCYB

En el año 2012, el Monte Real Club de Yates creó, dentro de su Escuela de Vela, un apartado especial de Vela Adaptada, con el objetivo de ofrecer a personas con discapacidades físicas, psíquicas, sensoriales o intelectuales, la posibilidad de salir al mar y practicar un deporte que les aporta incontables beneficios, tanto físicos como sociales.

Dos años después de su nacimiento, en este 2014, con la iniciativa navegando ya viento en popa, el club fue merecedor de una distinción de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) por la eliminación de barreras arquitectónicas y su trabajo con discapacitados. Un reconocimiento que fue posible, en parte, gracias a la gran labor que realizan con ellos personas como David Fontán.

Amante del mar y la naturaleza, David es técnico de vela de Nivel 2 por la Federación Gallega de Vela, y el entrenador más joven del Monte Real Club de Yates, en donde trabaja desde hace años. En la Escuela de Vela Ligera entrena a equipos de regata y en la Escuela de Vela Adaptada se ocupa de las salidas al mar con personas discapacitadas, algo que hace con una gran sensibilidad y una enorme dedicación. Verle trabajar es de esas cosas que le devuelven a uno la confianza en la sociedad y en su capacidad para hacer del mundo un lugar mejor.

David, ¿en qué consiste la actividad que realizas en el Monte Real con personas que tienen algún tipo de discapacidad?

Hay diferencias dependiendo de si se trata de discapacitados físicos o psíquicos.Con los alumnos que tienen discapacidades psíquicas primero intentamos captar su atención mediante apoyos didácticos. Utilizamos herramientas como videos, maquetas, talleres de nudos, juegos introductorios…y realizamos dinámicas de grupo para hacerlos participes de la actividad que luego vamos a realizar en el agua. Queremos que se involucren y se animen a tomar la iniciativa.Una vez en el agua realizamos las distintas maniobras poco a poco. Los juntamos en grupos y les damos a cada uno una función concreta, para que vayan conociendo los diferentes puestos de una embarcación y puedan rotar por ellos.

Con los chicos y chicas que tienen discapacidades físicas usamos un método más personalizado. Primero acondicionamos los barcos a las distintas necesidades de cada alumno. Tenemos que estar permanentemente en comunicación con él, modificando, probando , analizando y volviendo a modificar la embarcación, para así asegurarnos de que el alumno tiene el total control de todos los mecanismos del barco.Superada esta fase, pasamos a una segunda, donde les explicamos teoría básica. Les hablamos del comportamiento del viento, les mostramos las diferentes maniobras que vamos a realizar y el funcionamiento general de la embarcación…y así pueden empezar a navegar.

Nuestro trabajo, en definitiva, consiste en facilitarles el proceso de aprendizaje, eliminar posibles impedimentos y, por supuesto, hacer que la actividad sea divertida.

¿Cómo es la experiencia de trabajar con este tipo de personas?

Es fabulosa, porque muestra la majestuosidad  de este deporte. La vela supera todo tipo de obstáculos, aquí no hay barreras, solo nuevas oportunidades que mostrar a las personas con discapacidad.

Siempre que salgo a navegar con estos chicos tengo la sensación de que sus limitaciones, o las que le impone la sociedad, desaparecen. Verles navegar y disfrutar del mar cuando tan solo hace unos años era algo casi imposible,  demuestra que hemos trabajado duro y eliminado parte de esas barreras. Es algo muy satisfactorio.

La Escuela de Vela Adaptada del Monte Real nació con el objetivo de acercar a estas personas al mundo de la vela, para que puedan conocer el mar y disfrutar de él. A nivel personal, ¿cuáles son tus aspiraciones como entrenador?

Mi principal aspiración es que todos tengan las mismas oportunidades a la hora de practicar este deporte. Nuestra filosofía es “Vela Para todos” y como tal trabajamos para que así sea. Por supuesto también me gustaría ver a todos estos chicos compitiendo en alto nivel,  pero antes tenemos un reto mayor, y es hacer llegar este deporte a todos.

A la hora de hacer llegar el deporte de la vela a todos ¿cuáles son las principales barreras que se puede encontrar una persona con discapacidad a la hora de navegar y cómo se pueden eliminar?

Las principales barreras empiezan por las instalaciones. Muchos clubes todavía no cuentan con los accesos apropiados, y el trabajo empezaría por eliminar las barraras arquitectónicas. Lo siguiente es conseguir barcos apropiados y adaptados, que permitan modificar sus sistemas fácilmente. También es importante contar con mecanismos que faciliten el acceso a la propia embarcación como puede ser grúas, acoples, rampas, etc.

En este sentido, en el Monte Real se ha trabajado muy duro, haciendo accesibles las instalaciones, comprando barcos adaptados, construyendo una grúa para que las personas con discapacidades físicas puedan subirse a los barcos. Aún queda mucho por hacer, pero se están dando pasos en firme.

Háblanos más del papel que juega el Monte Real Club de Yates en la integración de la discapacidad en el mundo de la vela

Mi opinión es que el Monte Real ha comprendido que la vela va mucho más allá de las limitaciones que puedan tener las personas con algún tipo de discapacidad, y ha asumido un papel muy importante a la hora de impulsar la vela adaptada.

Los entrenadores y toda la gente que trabaja en el club no estamos dispuestos a ponerles a estos chicos y chicas más dificultades que las que puedan tener por su discapacidad. No vamos a sumar más obstáculos en sus vidas.

La creación de la Escuela de Vela Adaptada es el más claro ejemplo de esta filosofía, y estamos convencidos de que es solo el principio de un gran proyecto que va a seguir creciendo con el paso de los años.

Es una entrevista de Rosana Calvo 

Puedes ver la galería de imágenes de la Escuela de Vela Adaptada del MRCYB AQUÍ 

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«Con cada entrenamiento y cada regata se crean y refuerzan unos vínculos muy fuertes entre los niños»

ENTREVISA A SAMUEL MONTOUTO · ENTRENADOR DE OPTIMIST DEL MRCYB

Decir que Samuel Montouto tiene los pies muy bien plantados en la tierra es una buena metáfora para explicar su forma de enseñar y educar a los niños, con un gran compromiso y responsabilidad; pero en realidad, Samuel lleva toda su vida con los pies metidos en el agua. El mar ha sido y es protagonista indiscutible de su vida, y el Monte Real Club de Yates el lugar en el que intenta transmitirle a las futuras generaciones de regatistas su amor por el deporte de la vela.

Titulado de Nivel 2 por la Federación Gallega de Vela, lleva años entrenando a los equipos de Optimist del club. Sus alumnos han ido a campeonatos de España, a competiciones por toda Galicia, a clinics del equipo gallego y, en las últimas semanas, han participado en las regatas clasificatorias de clase Optimist celebradas en Sanxenxo y A Coruña. Los que trabajan con Samuel dicen que posee una técnica excelente, pero destacan, sobretodo, la empatía que logra con los niños y niñas a los que entrena.

Samuel, entrenar a niños y niñas tan pequeños (de entre 9 y 15 años) para competir parece algo muy complicado, ¿lo es realmente?

A priori, o visto desde fuera, puede parecer algo complicado, pero nada más lejos de la realidad. Gracias al buen trabajo realizado por los monitores y entrenadores en los equipos anteriores, cuando los niños llegan a mi grupo suelen tener muy buenos conocimientos para iniciarse en la competición y, además, vienen muy motivados para hacerlo.

Quizá la mayor dificultad está dar con las claves para hacer de ellos unos campeones, algo que hay que trabajar poco a poco, con tiempo y paciencia. En todo caso, los regatistas que he entrenado en el MRCYB, pese a su corta edad, se han comportado siempre de forma ejemplar, como auténticas “pequeñas personas adultas”, dispuestas a esforzarse al máximo y darlo todo con cada reto.

¿Cómo trabajas con los pequeños? ¿Cuál es el proceso para que un niño o niña que apenas lleva unos años navegando dé el salto a la competición?

Por suerte, como comenté anteriormente, cuando los niños llegan al equipo de regatas, vienen ya muy rodados gracias al trabajo que se realiza con ellos en los grupos previos que tenemos en el Monte Real, uno de iniciación y otro de introducción a las regatas.

Mi trabajo consiste en trabajar sobre esa base, intentando que los niños escalen puestos en las competiciones. La clave está en ir ampliando poco a poco sus conocimientos y la intensidad de los entrenamientos. Además, trato sus puntos fuertes, para reforzarlos, y también los débiles, para mejorarlos. Y hacerlo siempre sin perder nunca de vista algo que considero esencial en este deporte, que es que el niño tiene que divertirse compitiendo.

Realmente los entrenadores no decidimos qué alumnos tienen que competir, porque son ellos mismos los que lo van demandando. De lo que sí nos encargamos es de valorar sus niveles técnicos, tácticos y psicológicos para la competición, para que lleguen a las regatas con la mejor preparación posible.

¿Qué beneficios le aporta a los pequeños el participar en una competición?

Son muchos, pero yo destacaría dos sobre todos ellos: el afán de superación constante de uno mismo y la creación de vínculos muy estrechos entre los niños.

En cuanto al afán de superación, no me refiero únicamente a la superación constante en el mar, intentando ser mejores cada día, afrontando problemas de olas, viento, corrientes…sino también a la evolución que viven los niños al pasar de una a otra clase. Muchos acaban en Láser, 420, Vaurien…pero Optimist es, junto al Cadete, la base sobre la que iniciar toda una vida de navegación, y donde más debemos cultivar su espíritu de superación.

En cuanto a la creación de relaciones de compañerismo entre los niños, es algo fundamental, sobretodo en estas edades. Con cada entrenamiento y cada regata se crean y refuerzan unos vínculos muy fuertes entre ellos, que hacen que competir en Optimist, pese a ser un deporte individual, sea también algo colectivo, de grupo. Y lo mejor de todo es que, en muchos casos, esos vínculos que se crean durarán toda la vida.

 En Galicia, los clubes náuticos han empezado a trabajar cada vez más con sus canteras, con el objetivo de garantizar el futuro de vela en la comunidad. En ese sentido la apuesta es clara, pero ¿qué más hace falta para que este deporte acabe triunfando?

Yo creo que, en cierta medida, ya está triunfando.  Tal vez no se ve tan claramente como con el fútbol u otros deportes más mediáticos, pero en las regatas clasificatorias para el ranking gallego de Optimist estamos siendo una media de 120 regatistas, y eso ya es todo un éxito.

Evidentemente, con una mayor ayuda de las administraciones y una mayor difusión en los medios de comunicación, este deporte podría triunfar aún más. Es una tarea en la que todos debemos poner nuestro granito de arena.

¿Cómo es el trabajo del Monte Real Club de Yates a este respecto?

Considero que estamos haciendo un muy buen trabajo en el club. Y eso es algo que se ve en las cifras. En estos últimos años hemos experimentado un crecimiento importante en el número de alumnos que tenemos, tanto en equipos de regatas como en la Escuela de Vela.

Ahora mismo tenemos cinco grupos bien diferenciados de vela ligera. De ellos, cuatro forman parte de una cadena muy bien engrasada. Los niños empiezan desde pequeñitos en iniciación, y dependiendo de las destrezas de cada uno, van pasando de grupo y nivel hasta llegar a la competición, tanto en clases individuales (Optimist), como dobles (Cadete y 420). Son unos 40 pequeños regatistas que apuntan alto y que nos animan a seguir trabajando duramente con ellos.

Y esto no se queda ahí. La continuidad a este sistema se ve reflejada en dos grupos de adultos, uno de vela ligera y otro de crucero. Además, le estamos dando bastante importancia a la difusión de nuestras actividades, tanto en prensa como en las redes sociales, y eso siempre ayuda en la tarea de hacer más visible el deporte de la vela.

Es una entrevista de Rosana Calvo

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«La receta de la vela tiene enormes atractivos, pero el secreto está en los cocineros»

ENTREVISTA A ALBERTO LÁZARO · PADRE DE UNO DE LOS ALUMNOS DE LA ESCUELA DE VELA

Alberto Lázaro es el padre de Lucas Lázaro, uno de los alumnos de la Escuela de Vela del Monte Real Club de Yates. Lucas va a clase de iniciación desde hace dos años, y tanto uno como otro aseguran estar muy contentos con la actividad.

Alberto, ¿qué es lo que te animó para inscribir a tu hijo en uno de los cursos de vela del club?

Lucas ha heredado la afición por el mar que tienen su abuelo y su tío. Todo lo que tenga relación con el mar le encanta. Pesca, piragua, buceo, etc. Como pasamos los veranos en Baiona, nunca habíamos tenido contacto con la vela. Un año le ofrecimos a Lucas la oportunidad de probar y, obviamente, se apuntó ipso facto!

¿Cómo lo está viviendo el pequeño? ¿Qué te cuenta de sus experiencias en el mar? ¿Qué le resulta fácil y difícil?

Lucas está encantado con la experiencia. El principal obstáculo al que se enfrentó Lucas fue el tener que esforzarse más allá de aquel mundo que ya tenía controlado. En casa, en el cole, con los estudios, etc. siempre está rodeado de las comodidades en las que vivimos hoy en día. Siempre hay un padre o un profe que se preocupa por su confort.

Pero en sus clases nadie le va a evitar los “botavarazos”, nadie hará que suba la temperatura al agua, que amaine el viento o impida que el barco vuelque. Todo depende exclusivamente de él. Está solo en su Optimist.  Y esto es una dificultad para él, pero al mismo tiempo todo un reto. Cuenta con la vigilancia y el apoyo constante del entrenador, que le indica cómo debe hacer las cosas, pero es él el que tiene que hacerlo solito.

Con insistencia y la extraordinaria paciencia y habilidad de su entrenador, Ramón, ha conseguido continuar y está muy contento. Cada domingo vamos a recogerlo, fresco como una robaliza recién salida del mar, y nos cuenta sus “hazañas” del día aderezadas con su lenguaje marinero.

¿Por qué crees que la vela es un buen deporte para que practiquen los niños?

Este deporte tiene muchos elementos atractivos, como el contacto y el conocimiento del mar, de las olas, vientos, mareas, etc. También el atractivo de dominar un arte, el de navegar, como lo llevan haciendo los humanos desde hace siglos, a vela, sin motores. Posiblemente las regatas también añadan un aliciente como señalan aquellos que las practican.

La enorme satisfacción que tengo con la experiencia de Lucas en las clases de vela del MRCYB se debe a la combinación de dos factores. El primero se refiere a la autonomía que exige el deporte. Como señalaba más arriba, cada niño tiene que apañárselas solo en el barco, con toda la ayuda del entrenador, pero el niño es el único tripulante.

El segundo es la gran calidad y motivación de los entrenadores. Una implicación enorme, y no solo para que aprendan a navegar, sino para que superen sus dificultades, para crear equipo entre los niños, para que disfruten superándose a ellos mismos, fijando metas individuales, para que disfruten del resto de cada clase, etc.

Como casi todo en la vida, las cosas son buenas o malas en función de la ejecución. El pastel está bueno o malo no tanto por la receta, sino por el cocinero. En este caso, la receta, es decir, la vela, tiene enormes atractivos, pero el secreto de lo contentos que estamos tanto mi hijo Lucas como yo está en los cocineros!

Hay padres y madres que aún consideran que practicar vela es algo elitista, reservado únicamente a unos pocos, ¿qué hay de cierto o falso en esta afirmación?

Comprar y mantener un barco es un lujo que no está al alcance de todos, pero aprender a navegar sí se puede, porque el Monte Real tiene barcos para los que quieren empezar, como Lucas. La vela está en la categoría de “actividades extraescolares” compitiendo con cualquier otra.

¿Animarías entonces a otros padres a que sus hijos prueben el deporte de la vela?

¡Por supuesto! Lucas está encantado, se levanta feliz cada domingo, disfruta de su mañana de vela, aprende, hace deporte y se divierte con sus amigos. ¡Super recomendable!

¿Cuáles son las aspiraciones de Lucas? ¿Quiere llegar a competir o simplemente lo ve como un hobby?

Mi queridísimo Lucas vive feliz sus domingos de vela sin aspirar a ninguna competición. Le gusta ir al mar, navegar, jugar con sus amigos y ver cómo se va superando. Posiblemente más adelante comience a disfrutar de la competiciones pero en este momento es algo que no le preocupa lo más mínimo. El tiempo lo dirá.

Es una entrevista de Rosana Calvo

Si tienes alguna pregunta sobre la Escuela de Vela del MRCYB puedes escribir a escuela@mrcyb.com 

«Para iniciarse en el deporte de la vela lo que hace falta es sobre todo actitud»

ENTREVISTA A RAMÓN PALAO · ENTRENADOR DE LOS CURSOS DE INICIACIÓN A VELA DEL MRCYB

Ramón Palao es entrenador de la Escuela de Vela del Monte Real Club de Yates. Su currículum dice que es Técnico de Vela Nivel 1 por la Federación Gallega de Vela, y los que le conocen, que es un entrenador responsable y metódico, muy implicado con el aprendizaje de sus alumnos.

Después de haber navegado durante años en Suiza llegó a Galicia para transmitir los conocimientos adquiridos a todos aquellos niños y niñas que quieren adentrarse en el mundo de la vela. Lo hace cada fin de semana en la bahía de Baiona, en los cursos de iniciación que se imparten en el Monte Real.

En sus clases, tanto en el mar como en tierra, el aprendizaje de los niños va mucho más allá de cuestiones meramente náuticas. Practicando vela los pequeños ganan confianza en sí mismos, aprenden a relacionarse con otros niños, desarrollan su amor por el deporte y adquieren conciencia medioambiental.

Ramón, cuéntanos, ¿cómo es el trabajo con los niños y niñas a los que enseñas a navegar?

Yo siempre procuro transmitir una idea lo más amplia posible del mundo de la vela. Además de una práctica deportiva, la vela es una cultura, un arte y una técnica que conecta con los demás oficios del mar. Creo que esto me ayuda a realizar mi trabajo, que no es otro que inculcar en los pequeños navegantes esta afición. De este modo, entienden desde muy pronto que practicar la vela les ofrece una multitud de posibilidades, tanto presentes como futuras.

Por otra parte, las instalaciones y medios de que disponemos en la Escuela de Vela y en el club, así como el elenco de profesionales que me acompañan día a día, hacen mucho más fácil la labor. Evidentemente, trabajar con niños es una tarea delicada y compleja, pero que puede resultar muy gratificante en la medida en que, como  instructor, descubres que no se puede enseñar si no se aprende a la vez. Y eso es algo que mis alumnos me recuerdan cada vez que nos echamos a la mar.

Las sensaciones tienen que ser muy emocionantes para ellos… ¿Cómo viven esos primeros momentos en el mar?

¡Es una auténtica montaña rusa! Mis clases duran cuatro horas y, en una mañana, los niños pueden pasar de la euforia a la desidia, de la risa al llanto pero, lo más importante, es que se superan continuamente y, por lo general, lo pasan muy bien.

A veces tengo que poner un poco de perspectiva para darme cuenta de lo que todo esto supone. El mar y los barcos son siempre algo excepcional, que reporta sensaciones únicas; a los niños les encanta el agua, nadar, ver los peces, etc.

En definitiva, la vela es una práctica saludable que reúne todos los beneficios de la actividad al aire libre. Por ello, uno de mis objetivos es que los niños aprendan a conocer mejor su entorno, pero también es importante enseñarles el respeto a todo ello y a que actúen con precaución y seguridad.

En la Escuela de Vela del MRCYB trabajas con niños a partir de 7 años, ¿es esa la mejor edad para iniciarse en el mundo de la vela?

Como ocurre con otras facetas de la vida, no hay una edad única para realizar determinadas actividades. Por fortuna, la Escuela está dotada de una flotilla de embarcaciones que nos permite adaptarnos a las diversas características y necesidades de los navegantes.

Los niños más pequeños, en iniciación, pueden navegar en Optimist, de forma individual o, por grupos, en barcos de dobles, como el Cadete, o en los Omega, que son unos barcos de escuela muy dinámicos y divertidos.

Evidentemente, con esas edades, hay que velar por ellos con un cuidado especial, pero no deja de asombrarme la inmensa capacidad que tienen para adquirir las aptitudes necesarias. ¡Y creo no ser el único que se sorprende!

Hay muchos padres y madres a los que la vela les sigue pareciendo un deporte elitista, destinado solo a unos cuantos. ¿Qué tiene de cierto o falso esta afirmación?

Como ya dije, la vela es mucho más que un deporte. En Galicia, como en otras tierras costeras, la vela y los barcos tienen una larga historia y tradición. Es una pena que, socialmente, esto se desconozca y se pierda, y que predomine el boato de los yates y las elites.

Pero también creo que ese es un prejuicio que los hechos desmienten, como en el caso de nuestra Escuela de Vela, que está rompiendo todas las barreras para acercar la vela a cuanta más gente mejor. Para iniciarse en la vela lo que hace falta sobre todo es actitud.

En la vela, como pasa con muchos deportes que se practican en la infancia, los niños adquieren ciertos valores que les ayudarán posteriormente a lo largo de su vida. ¿De qué forma aprender a navegar le sirve al pequeño para aprender a vivir?

Me atrevería a decir que esa es la gran pregunta. Al menos, la que yo me hago muy a menudo. Creo que, entroncando con lo que venimos diciendo, navegar aporta una cualidades muy valiosas y que, de algún modo, todos tenemos en el imaginario: persistencia, valentía, sensibilidad, respeto, etc. ¡Hay tanta literatura inspirada en el mar! Pero es que sienta muy bien estar en contacto con los elementos de nuestro entorno, el sol, los vientos, las nubes, etc.

La vela, para los niños, es una actividad extraescolar que les permite estar en contacto con cosas que a menudo son desconocidas hasta para los adultos. De hecho, la navegación a vela es como “andar en bicicleta”: una vez que se adquiere, vale para todos los barcos. Esperemos que sirva a los niños para conocer otros mares.

Los cursos de iniciación a la vela ligera del Monte Real Club de Yates que imparte Ramón se desarrollan los domingos, en horario de 10:00 a 14:00. Para inscribirse en ellos no es necesario ser socio del club. El único requisito es tener más de 7 años y saber nadar.

Es una entrevista de Rosana Calvo

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